Mistral
Olor a salitre de rocas abruptas labradas por las olas,
cuando el alma al descubierto se encoge como escarcha
en tu mano y mientras partes los latidos desaceleran.
Frío sobre el golfo de Génova, como la helada
sonrisa que enmarca la despedida, inmutable.
No es pasajero; ese viento lo llevas dentro,
es la naturaleza que te reconoce sin mentiras.
El panorama puede sostener el universo por su belleza.
Desalentador y sin refugio el sentimiento se serena,
es la novia asombrada por la nieve entre sus párpados.
OSIRIS 91, 2020
